¿Por qué no celebrar el día del Padre?
Hace unos días me llegó un articulo que hablaba sobre la solicitud de la Federación de AMPAS para sustituir el día del Padre de los colegios incidiendo en las repercusiones negativas que tiene sobre algunos menores que no proceden de hogares donde existe un rol masculino.
Los datos hablan de que el 20% de los menores no responden al modelo tradicional de familia (hogar compuesto por papá y mamá; familias monoparentales, reconstituidas, etc.) indican que la realidad familiar llega a las aulas.
Durante años el único modelo imperante ha sido el del padre (en la mayoría de los casos ausente de las responsabilidades de los procesos de la crianza). En la actualidad, presenciamos la diversidad en los modelos y roles familiares.
La paternidad forma parte de un proceso de aprendizaje. Y, por suerte, siempre estamos aprendiendo. Porque a ser padre se aprende, te enseñan tus hijos y tu compañera de vida.
El compromiso y la participación del nuevo varón en la crianza de los hijos.
Hacia un padre maternal. Nos encontramos con un nuevo modelo de parentalidad masculina. Teniendo en cuenta que la educación no es una tarea fácil, observamos con atención y agrado el papel del padre en la educación en casa en el siglo XXI. Asistimos cada vez más hombres a Escuelas de Padres, a charlas de expertos, a cursos y seminarios sobre crianza respetuosa y modelos educativos alternativos.
El contacto físico paternal con los hijos varía según el género, masculino o femenino no son igualmente acariciados por miedo a que el afecto debilite el carácter. Necesidades afectivas de hombres y mujeres, las fuentes dadoras de amor. Lo que realmente importa para el desarrollo psicológico del niño es la presencia afectiva. Más allá del castigo y la sanción, existe otro modelo de autoridad paterna que no tiene nada que ver con ese modelo patriarcal, que se aleja para acercarnos afectuosamente y con respeto, cuidando de la relación y comprendiendo qué está en juego
Los padres maternales somos tiernos, cariñosos, sensibles y compasivos, intervenimos activamente en los procesos educativos de nuestros hijos. Los buenos padres nos hacemos notar, hacemos ruido. Nuestros hijos nos respetan por el calor de los afectos, por la experiencia que construimos junto con ellos.
Lo que de verdad me importa como padre es disfrutar de la experiencia de una paternidad afectuosa, próxima, comprometida y de calidad. Cuando el cansancio se transforma en regocijo. Llegar a casa después de un día agotador donde he escuchado numerosos problemas de otras personas, oír los gritos de mis pequeñas “papá, papá” es como un chute de energía. La importancia del cambio de chip al entrar en casa, activar el “modo padre”, dejar fuera el cansancio, los problemas de otros.
Los hombres que disfrutamos sanamente de la experiencia de la paternidad sin involucrar a nuestra pareja de forma patológica. Cuando los varones somos maduros y equilibrados, las posibilidades que se abren con cada embarazo nos acercan y vinculan de manera sana y definitoria a nuestra pareja, marcando una diferencia cualitativa.
Tener un hijo es una decisión y no un accidente. Es una de las decisiones con más consecuencias y de mayor alcance que pueda existir, y por lo tanto es la decisión más transformadora y generadora de tensiones a la que uno pueda enfrentarse en el transcurso de su vida.
El fracaso de una relación es con frecuencia un fracaso en la comunicación
En nuestra época, los hijos son, ante todo y fundamentalmente, un objeto de consumo emocional
El hecho de que alguien plantee eliminar el día del padre o de la madre del calendario escolar puede servir para abrir el bote de la discusión, no para descalificar en la conversación de lo que es bueno para una infancia afectiva y plena, no para malinterpretar malintencionadamente una opinión al respecto.
Entrar en el debate, en la discusión implica aceptar que múltiples realidades conviven, no existe una mejor que otra, no hay una posición de superioridad. La mirada de discriminicación positiva al respecto inhibe la realidad de la afectividad masculina, que es lo que realmente debería estimularse y celebrarse en esta fecha.
Eliminar estos hitos del calendario, invisibilidad el papel en positivo de muchos agentes que estamos cambiando la realidad patriarcal en silencio y poco a poco. Rechazar esta posibilidad de pensamiento auto perpetua el modelo patriarcal y retroalimenta el discurso polarizado.
En la era de la globalización, el ideal y las políticas de esa humanidad compartida, no debe dejar de lado las realidades que suman. Si desarmamos las estructuras de autoridad, desgarrando los lazos sociales… acabaremos por borrar la propia razón de ser de los hombres, su verdadero propósito afectivo.
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